La escritura de cada individuo está tan ligada a él como su ADN o huellas dactilares. Al escribir, cada ser humano está plasmando una parte de sí mismo, en un acto único e irrepetible para otro ser humano, que permite a un analista de la escritura analizar su personalidad hasta en los detalles más íntimos.
Nuestro inconsciente fluye y plasma de forma automática nuestra forma más personal y real de ser al escribir desde una simple letra a un gran párrafo.
«Somos y estamos, psicofísicamente como escribimos y escribimos y estamos, psicofísicamente como somos».
En el movimiento que conduce a la escritura confluyen distintos factores: en primer lugar, la inteligencia que crea o formula el pensamiento; la voluntad que decide realizar el acto ejecutivo; las motivaciones y los aspectos afectivos; el sistema neuromuscular y toda la organización psíquica del ser humano. Por lo tanto, en la escritura intervienen mecanismos tanto de índole neurológica, fisiológica como psicológica.
La automatización de la escritura, hace que se vea claramente esta singularidad por la cual la escritura llega a ser una expresión inconsciente y uno de los aspectos más característicos y ricamente expresivos de la personalidad y del estado de salud psicofísica del individuo.
Personalidad, estado psicofísico y escritura se desenvuelven, maduran y deterioran en una dinámica completamente paralela. De todo ello podemos deducir que el pleno automatismo de la escritura está ligado a la maduración fisiológica y psicológica del ser humano.
¿Cómo nació la psicología de la escritura?
La Psicología de la Escritura nació siguiendo la metodología científica deductiva[1], debido a que es un sistema basado en unas normas de interpretaciones del signo gráfico coherentes entre sí, constantes y universales, fundamentadas en los principios y hallazgos de la psicología, la fisiología, la neurología, la neurobiología, la neuropsicología, etc.
La escritura es, en principio, un signo convencional creado por el ser humano, pero como cualquier actividad que el cerebro automatiza haciendo saltar la escritura consciente al subconsciente, se carga de todas las pulsiones del inconsciente que transforma, (cada cual en una modalidad, frecuencia e intensidad particular) el modelo convencional adquirido en la escuela antes de la automatización, para proyectar toda la información física-psíquica del sujeto.
Si comparamos simultáneamente varias escrituras, veremos que todas ellas tienen sus personales estilos, por tratarse la escritura de un acto personal.
Debido a ello las personas somos perfectamente identificables por nuestra escritura, lo cual carecería de explicación si no responsabilizamos al cerebro como elemento caracterizador e individualizador de la escritura.
En base a todo ello, cabe el conocimiento del ser humano en toda su integridad, con sus variantes, fluctuaciones, combinaciones, factores de compensación, calando en lo más íntimo y profundo, como también en lo más sutil y pormenorizado. De ahí el inmenso valor de la Grafopsicología para conseguir un verídico y específico diagnóstico de la personalidad.
Distinciones, por ejemplo, entre la inflexibilidad y la imperiosidad, la astucia y el engaño, la impulsividad y la cólera, entre una justa rectitud y las exigencias desmedidas de una rectitud exagerada, etc., solamente pueden captarse y diagnosticarse, incluso con facilidad, por medio de la Psicología de la Escritura. Descubrir a través de la escritura la causa integrante de una neurosis o psicosis es también el resultado del pormenorizado análisis grafopsicológico. Prevenir futuros trastornos o perturbaciones del yo es objeto de su estudio y campo de trabajo. Ayudar, identificar, corregir, entregar instrumentos psicológicos al modo de un DAFO[2] , entra en el campo directo de la Grafopsicología.
Utilidades de la grafopsicología
El intrínseco valor de la Grafopsicología científica tiene, pues, no sólo una aplicación en psicología y en psiquiatría, sino también en cualquier ciencia en la que el hombre es sujeto de acción como la docencia, la medicina, el derecho, los recursos humanos, servicios sociales, ciencias forenses. Veamos sucintamente algunas:
Como conocimiento personal:
La Grafopsicología nos va a servir para conocernos mejor a nosotros mismos. Analizar nuestra propia escritura implica iniciar un viaje personal muy movido cargado de objetividad y realismo, donde no van a faltar tempestades ni corrientes profundas que descubres cómo han dirigido y dirigen vuestra vida; enfrentarse a vuestros problemas y potenciar vuestras cualidades; introspeccionar a un nivel y con una intensidad que, me atrevería a decir, ningún otro test, proyectivo o no, es capaz de conseguir. La Grafopsicología os ofrece y regala un conocimiento muy veraz y completo de vuestra personalidad, basándose en los polos fundamentales de la psicología humana: las once inteligencias,[3] que de una forma u otra y con una u otra intensidad, desarrolla el ser humano. Con ello conseguimos un acertado y profundísimo análisis personal que no solamente nos ayudará, sino que permitirá que alcancemos la mejor versión de nosotros mismos.
En el campo educativo y orientativo:
Desde sus primeras letras, el niño se expresa notablemente en sus grafismos y a través de éste potente test proyectivo vamos examinando las aptitudes del niño, su desarrollo y facilitando su incorporación escolar, detectando muy distintos problemas de maduración, aprendizaje, emocionales y de sociabilidad, y haciendo que padres y maestros conozcan mucho mejor las aptitudes y potencialidades de sus hijos y alumnos, facilitándoles con ello enormemente la siempre compleja tarea educativa. Todo lo dicho con la infancia sirve para la adolescencia, y tal vez, sea una tarea más importante, por la difícil etapa de maduración en la que se encuentran los jóvenes, período de cambios bruscos en su psicología y en su escritura.
En el terreno de la orientación vocacional:
Tras un detallado análisis de sus aptitudes en donde se definen sus puntos fuertes y aquellos que ha de reforzar, si bien no se le dice al joven a qué carrera o trabajo concreto ha de optar, sí puede orientar hacia la dirección adecuada para la elección de su proyecto profesional y de estudio, a través de un análisis preciso de los estudios afines a sus aptitudes, desechando los no favorables y apostando en la dirección preferente, aunando el respeto a sus intereses personales y sus personales capacidades.
Para coaches, sexólogos, psicólogos y psiquiatras:
Resulta un instrumento de gran valía, tanto en su faceta de conocimiento DAFO del cliente, para el coach y de distinta manera para los sexólogos, como en la faceta clínica del paciente, para psicólogos y psiquiatras. La Psicología de la Escritura se utiliza en todos estos campos distintos de trabajo para analizar en profundidad la personalidad, la sexualidad y los trastornos, traumas, inteligencias, rasgos, etc., como potente test complementario en los diagnósticos de los clientes y/o pacientes, pues a través del análisis de su escritura y posteriormente, de los cambios en la misma, el terapeuta puede evaluar la evolución psicológica, así como la efectividad de la terapia aplicada y los cambios que se hayan dado. Además, supone para todos estos profesionales una herramienta fiable, económica y objetiva que entrega de forma inmediata un cuadro psicológico muy completo sin necesidad de consultas previas, y que por último, por su capacidad de análisis y diagnóstico, muestra cuál o cuáles son los caminos preferentes para abordar el trabajo con el cliente o la terapia con el paciente, con la finalidad de dirigirle al éxito, tratar su problemática sexual o sus necesidades psicológicas y/o psiquiátricas.
En orientación matrimonial:
Analizando la escritura de la pareja se pueden descubrir las incompatibilidades y las compatibilidades, señalando potenciales lugares de encuentro y desencuentro, además de ayudar a la pareja a comprender y aceptar los puntos débiles del otro. Es bastante fácil a través de un análisis grafopsicológico descubrir las tendencias violentas de la pareja, adicciones o cualquier otro problema que se intente ocultar, por lo que se convierte en un arma definitiva para aquellas personas que tienen dudas sobre si su elección es adecuada o no.
En Selección de Personal y Recursos Humanos:
A partir del análisis grafopsicológico se puede proceder a una preselección de los sujetos más adecuados para el puesto requerido. Realizar una compatibilidad de caracteres entre jefes y subordinados. Descubrir la capacidad de liderazgo. Describir las cualidades y los factores negativos de los candidatos. Ver su nivel de estabilidad emocional y su honestidad, su nivel de responsabilidad y cumplimiento. Además permite, mediante análisis periódicos del personal de la empresa, la adecuada redistribución del mismo en el organigrama empresarial.
En peritaje grafopsicológico forense:
El perito grafopsicológico forense examina la personalidad de aquellos sujetos o menores, que por distintas causas: civiles, matrimoniales, penales, etc., entran en contacto con el sistema judicial y éste requiere un análisis pormenorizado de su personalidad y de sus posibles rasgos delincuenciales. Sus informes tienen carácter de prueba ante la Administración de Justicia, lo que va a permitir a abogados, fiscales o jueces utilizarlos de distintas formas en el ejercicio de sus funciones judiciales.
[1] El método deductivo consiste en extraer una conclusión con base en una premisa o a una serie de proposiciones que se asumen como verdaderas. Se usa la lógica para obtener un resultado, solo con base a un conjunto de afirmaciones contrastadas experimentalmente (los 60.000 test psicológicos aplicados a 900 sujetos por Marchesan y los psicólogos jesuitas de Barcelona y Milán). El método deductivo permite determinar las características de una realidad particular que se estudia por derivación o resultado de los atributos o enunciados contenidos en proposiciones o leyes científicas de carácter general formuladas con anterioridad (Las 41 Leyes Universales de la Psicología de la Escritura formuladas por Marco Marchesan).
[2] DAFO, acrónimo de: Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades.
[3] Las ocho inteligencias de Gardner y las tres inteligencias de Sternberg. Explicadas y desarrolladas en nuestro libro: “¿Inteligentes o Listos?
Luz María Pastor Vázquez | LinkedIn | Facebook
Perito Calígrafo y Documentóloga (Analista Forense de documentos), Grafopsicóloga, Lingüista Forense y Experta en Propiedad Intelectual.
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