La Pericia Caligráfica y Orígenes
Hay un sinfín de autores, incluso aficionados que, con más o menos fortuna, realizaron estudios sobre la escritura y su vínculo con el ser humano de forma individual.
En 1775, el teólogo y escritor suizo Johann Kaspar Lavater (1741-1801), intenta elevar el arte de la Fisiognomía [1] al carácter de ciencia, a través de su obra «Essays on physiognomy» (Ensayos sobre la fisiognomía).
Ésta se lleva a cabo con la ayuda de su célebre amigo alemán Johann Wolfgang von Goethe (1749 –1832), entre otras cosas destacado polígrafo. De entre las numerosas cartas que se intercambiaban, aún se conservan fragmentos muy interesantes, en los que ambos manifiestan su interés y sus ideas acerca de la escritura.
Fragmento de una carta de J. W. Goethe a Lavater:
«De que la escritura tenga relaciones con el carácter y la inteligencia humana, y que pueda dar, cuando menos, un presentimiento de la manera de sentir o de obrar, no hay ninguna sombra de duda, como tampoco de que pueda ser reconocida una concordancia con toda la personalidad»
Fragmento de una carta de Lavater a Goethe:
«Cuanto más comparo unos con otros, los distintos escritos que hasta mí llegan, tanto más se afirma en mí la idea de que todos ellos pueden considerarse como expresiones y expansiones del carácter».
«La personalidad de los pintores se revela en sus cuadros y no puede dejar de revelarse también en su escritura».
[1] Estudio de la personalidad del individuo a través de sus rasgos físicos.
En cualquier caso, Lavater orientó más su enfoque científico al campo de la fisiognomía y de las ciencias vinculadas, pero siempre conservando su curiosidad por el análisis de la escritura.
Uno de los grandes maestros de la disciplina fue el abate Jean Hippolyte Michon (1806-1881), francés, de extensa cultura y gran dinamismo intelectual. En colaboración con Desbarrolles y después de 30 años de intensiva investigación pública, publica «Los misterios de la Escritura», en 1872 y posteriormente «Sistema de Grafología», en 1875 y «Método práctico de Grafología» en 1878. Fundador, en 1871, de la «Société de Graphologie» (Sociedad Grafológica de París en activo hasta la segunda guerra mundial) mediante su habilidad de observación, coleccionó y analizó cientos de ejemplares de escrituras, elaborando un sistema de reglas y signos con sus correspondientes significados psicológicos.
Su teoría principal enuncia que, a cada signo grafológico, le corresponde un rasgo característico de la personalidad y que, por lo tanto, la ausencia de un determinado signo supone también la ausencia del correspondiente rasgo. El método utilizado para descubrir qué signo correspondía a cada rasgo psicológico era, pues, puramente empírico.
Otro francés, Jules Crepieux-Jamin (1859-1940), adquiere en 1885 fama mundial estableciendo sobre los estudios de Michon nuevas leyes de la escritura y clasificando los movimientos gráficos en géneros, especies y modos. Entre sus obras más renombradas figura «El ABC de la Grafología. Escritura y carácter» (1929), en la que parte del estudio de la escritura en sí misma, aunque más adelante abandona esta metodología, usando la racionalidad como criterio básico en el análisis caligráfico.
Según Nuria Folch de Sales, en el prólogo a la segunda edición del libro «ABC de la grafología», de Crepieux-Jamin, 1957, existen cuatro puntos principales, de los cuales parte el criterio de Crepieux-Jamin.
Estos son:
«La escritura ha de partir del estudio de la escritura, no del estudio del carácter.» |
«Hay que enfocar siempre el conjunto de la escritura.» |
«Indagar las causas de los signos.» |
«Reducir al mínimo la oposición arte-ciencia en la grafología.» |
Dedicó su vida a cotejar y a mejorar el método y las observaciones de Michon.

Fundó la Sociedad francesa de Grafología y definió los distintos elementos sobre los que se basa actualmente la escuela grafológica francesa, dividiéndolos en siete partes:
Dimensión |
Forma |
Presión |
Velocidad |
Dirección |
Disposición |
Continuidad |
Crepieux-Jamin atribuyó a cada uno de estos elementos una serie de posibles significados e insistió en el hecho de que los valores de cada uno de ellos no se encuentran predeterminados sino que tanto su significado como su interpretación pueden variar de acuerdo al conjunto total de la escritura.
De esta forma los rasgos de la escritura nunca deberán ser interpretados de forma aislada sino que el texto o firma objeto de estudio deberá siempre ser considerado en su totalidad, buscando los rasgos que se den de forma global a lo largo de todo el escrito o firma, e interpretándolos en base a esta totalidad.
Contemporáneo a Crepieux-Jamin, fue Edmond Solange Pellat (1875-1931), creador de la francesa «Societé Technique des experts en escritures» y, por aquel entonces, perito calígrafo de la Corte del Sena, estableció las ya famosas leyes de la escritura (1927). De su vida personal no ha transcendido a la historia gran cosa pero, como escritor, dejó múltiples libros y artículos, aunque no todos relacionados con la escritura.
Dichas leyes constituyen, junto con el decálogo de Val Latierro, a día de hoy, conocimientos fundamentales para entender y aprender, no solo de grafología, sino de pericia caligráfica.
Con la herencia de los anteriores, el alemán Ludwig Klages (1872-1956) crea su propia escuela a la que impregna de sus concepciones filosóficas; introduce la noción del «ritmo de la escritura». Fundó la Sociedad Alemana de Grafología.
Entre sus numerosas obras pueden citarse: «Movimiento expresivo y facultad psicomotriz», «Escritura y carácter» o «La expresión del carácter en la escritura».
Klages se dedicó a la filosofía y desarrolló su propia teoría acerca del estudio de la escritura, según la cual, la estructura de la escritura debería ser evaluada en base a su nivel de forma, antes que examinando a fondo los distintos rasgos que la componen. Por lo tanto, para Klages el nivel de forma (es decir, el ritmo natural y el individualismo de la escritura) era el conjunto del todo y, el ritmo general del movimiento del escritor, era el factor que determinaba dicho nivel de forma. Así, elaboró tres teorías importantes que, hasta el día de hoy, son de gran utilidad para el estudio de la escritura.
Ritmo |
Nivel de forma o “formniveau” |
Imagen |

Otro gigante de la Grafología fue, ya en la época moderna, Max Pulver (1889-1956), psicólogo, grafólogo y dramaturgo suizo, que introdujo el psicoanálisis en la Grafología. Entre sus obras cabe citar: «El simbolismo de la escritura», «La inteligencia en la expresión de la escritura», «El impulso y el crimen en la escritura», todas ellas traducidas al castellano.
Magnat, citado por Vels, dirá:
«Entre los grafólogos el que me parece haber inaugurado y, al mismo tiempo, haber llevado a su expresión más perfecta la Grafología científica, es Max Pulver.»
De este autor dijo Maurice Delamain (1883-1974), antiguo Presidente de la «Société de Graphologie» francesa, en cita de Augusto Vels:
«Michon fue el iniciador general, Crepieux Jamin el ordenador, Klages el introductor de nuevos horizontes psicológicos y Pulver la reunión de sus tres predecesores. Pulver posee la intuición de Michon, la construcción sistemática de Crepieux Jamin y la sensibilidad simbólica de Klages, aunque separándose netamente de cada uno de ellos.»
En Italia destacaron, por su entrega y rigor, Girolamo Moretti y Marco Marchesan.
Girolamo Moretti (1879-1963), cuya principal obra «Trattato di Grafología» editada por vez primera en 1914, adquirió renombre universal, seguido de otras obras como «Los Santos a través de su escritura» y el «Análisis Grafologiche», obra póstuma en cuatro volúmenes (1966-1976), obra monumental.
Moretti define la grafología como «la ciencia experimental que, a partir de la expresión gráfica natural del que escribe, revela la personalidad psicofísica con los componentes intelectivos, tendencias temperamentales, aptitudes profesionales, constitución somática y predisposiciones morbosas, congénitas y activas».
Y de Marco Marchesan (1899-1991), quien, en los años 30 del siglo XX estableció el método marchesiano de la Psicología de la escritura. Su trabajo ha sido continuado por su hijo Rolando y todos los discípulos conocedores de su obra, difundida por múltiples países, incluida España, cuyo máximo exponente de la escuela marchesiana es el Profesor Rafael Cruz Casado, en conjunción con Antonello Pizzi -Vicepresidente y Presidente respectivamente de la Asociación Internacional de Psicología de la Escritura-. Sus obras más célebres fueron «Tratado de Grafopsicología» y « Psicologia della scrittura»
El método marchesiano de la Psicología de la Escritura se basa en tres grandes pilares que fueron analizados en artículos anteriores, esto es:
- El sistema gráfico. (enlazar con: https://lmperitos.com/articulos/metodo-marchesiano-de-la-psicologia-de-la-escritura/)
- Las leyes mímicas o gráficas. (enlazar con: https://lmperitos.com/articulos/metodo-marchesiano-de-la-psicologia-de-la-escritura-ii-parte/)
- El sistema psíquico. (enlazar con: https://lmperitos.com/articulos/metodo-marchesiano-de-la-psicologia-de-la-escritura-iii-parte/)
El presente artículo es la continuación de: ORÍGENES Y EVOLUCIÓN DE LA PERICIA CALIGRÁFICA